Gabriela Bautista mira a los escritores de una manera curiosa y ellos parecen no saber qué hacer.
Cuando se tiene la foto ante los ojos uno podría adivinar que son escritores sin necesidad de que se lo digan, no porque tengan una pluma en la mano o libros en el fondo, ni sostengan un tomo de su autoría, sino porque hay algo en la foto que los revela en sentido químico. Así, y el que quiera puede comprobarlo en esta galería, las fotos se inmovilizan en el tiempo como la letra sobre la página, no cambian con el tiempo, ya no envejecen ante la mirada. Y sin embargo son ellos, a veces de una manera más fiel que en el presente. Por eso vale la pena detenerse en ellas, demorarse en su franqueza, casi como un juicio literario hecho de luz y sombra.
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